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jueves, 8 de marzo de 2012

Indígenas desafían a Rafael Correa con marcha hacia Quito

Protesta Ecuador
Participantes en la protesta indígena avanzan, en la provincia de Zamora Chinchipe (Ecuador).

La protesta es en contra de proyectos mineros que el Gobierno suscribió con empresas extranjeras.

El presidente Rafael Correa está seguro que la marcha indígena iniciada ayer para protestar contra su Gobierno fue un "total fracaso" y advirtió a sus adversarios que en las elecciones (presidenciales) del 2013 "serán nuevamente derrotados".
La celebración del Día Internacional de la Mujer en Ecuador se convirtió el jueves en una medición de fuerzas entre sectores opositores y el oficialismo, que cree haber salido triunfador una vez más.
Acusados de "desestabilizadores", la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), y otros grupos sociales iniciaron la 'Marcha por el agua, la vida y la dignidad de los pueblos',  que partió desde la provincia oriental de Zamora Chinchipe y prevé llegar a Quito el próximo jueves 22 de marzo.
"No estamos desestabilizando nada", aseguró el presidente de la organización indígena, Humberto Cholango. "Estas son luchas revolucionarias auténticas del pueblo (...) Nosotros no queremos que el Gobierno se caiga, se está cayendo por su propio peso", afirman los dirigentes indígenas.
Para los opositores, la marcha demanda del Gobierno rectificaciones y respeto a la Constitución, reclama por el manejo del agua y la distribución de tierras, y rechaza, principalmente, los contratos mineros a gran escala que comenzaron a firmarse en Ecuador.
La semana pasada, Ecuador suscribió con la empresa china Ecuacorriente el primer proyecto de explotación minera para el campo Mirador, ubicado en Zamora Chinchipe, con reservas de cobre estimadas en 4.700 millones de libras. La explotación será a cielo abierto y se invertirán unos 1.500 millones de dólares.
El país tiene previsto la firma de varios contratos con transnacionales mineras que podrían representarle cerca de 185.000 millones de dólares.
El oficialismo, por su parte, bajo la consigna de "defender la democracia" y el proceso de "revolución ciudadana que no la para nada ni nadie", realizó una masiva concentración frente al Palacio de Gobierno.
La ministra de Desarrollo Social, Doris Soliz, reconoció que hay "una convocatoria para defender las conquistas de la revolución ciudadana". "Dejamos de ser ingenuos, aprendimos mucho cuando convocamos las mesas de diálogo y, sin embargo, estas se rompieron con líderes indígenas que tenían agendas ocultas, particulares y electorales".
Soliz considera que detrás de toda protesta "hay agendas desestabilizadoras". "No se descarta que siempre se intentan vías conspirativas".  
"Gracias a Dios, como esperábamos, ha sido un total fracaso. Vaya a ver cuánta gente se ha reunido (...) creo que son más los organizadores que los convocados",  dijo Correa al insistir que "las grandes mayorías no permitirán que nos arrebaten todo lo ganado".
El dirigente indígena Pepe Acacho dijo a EL TIEMPO que "el Presidente no puede minimizar ni calificar de fracaso la convocatoria en el primer día. Durante los 15 días de la marcha, diferentes sectores se irán uniendo en cada población y cuando llegue a Quito la manifestación será masiva", indicó.
"Pedimos al presidente Correa que sea un veedor y no esté provocando. Somos seres humanos y en el actual régimen se nos ha enjuiciado, encarcelado e insultado. Por eso, esta marcha es por la dignidad de los pueblos y para exigir respeto a nuestros derechos, pero no tiene ningún afán desestabilizador o golpista como se ha querido hacer creer".
Maggy Ayala Samaniego
Corresponsal de EL TIEMPO
Quito

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